Jovenes sin esperanza

Lydia Cacho
Luego de dar una charla en Londres sobre el impacto de la guerra contra las drogas en la vida de las mujeres en México, se me acercó una joven compatriota de 19 años.
Sus ojos al borde de las lágrimas expresaban algo muy distinto a lo que decían sus palabras. Ella y sus amigos vinieron becados a Inglaterra en busca de respuestas, pero igual la soledad les arrebata el alma y se preguntan: ¿cuál es el sentido de la vida en nuestro hermoso y trágico país? ¿Vale la pena? ¿Y qué significa el futuro en México?
Llegaron sus amigos y decidimos ir a un café. Me encontré emocionada ante sus reflexiones, inteligentes, creativas, llenas de pasión y, sin embargo, inundadas de miedo, de incredulidad en el futuro, en la vida y el sentido que buscan sin encontrar. está claro que la adolescencia es una etapa de búsqueda, de rebeldía, de crisis existencial maravillosa e indispensable para formarnos como personas adultas. Pero en las voces y miradas de estos chavos y chavas encontré un elemento más allá de los cuestionamientos existencialistas. La sensación de frustración que aveces también comparto, de que una buena parte de las personas adultas de la sociedad mexicana parece haber sido vencida pro la mentira y la corrupción. “¿A quién admiro y para qué” me pregunta un chavo violinista. “¿A mi padre millonario, que es buena persona pero cree que el dinero es la vida, que los automóviles son la felicidad? a ese hombre incapaz de mirar el atardecer de darse tiempo para subir al Tepozteco y amar la naturaleza no puedo admirarlo.” Tanto ellas como ellos dieron ejemplos parecidos, sienten asco por la corrupción institucionalizada, porque las personas adultas insisten en culpar a las nuevas generaciones de irresponsables, pero son incapaces de la autocrítica, de la rebelión profunda y personalísima. “Cuidan su cuadrito” dijo Itzel, “son incapaces de ver que no les creemos nada, son obedientes del sistema, aunque les abrume y les sofoque, obedecen y no quieren decir basta”.
Recordé a los estudiantes mexicanos con quienes hablé hace un año en Los Ángeles. De entre ellos uno me conmovió profundamente. Alfonso, de 21 años dejó la carrera de Economía porque cada vez que leía los periódicos mexicanos no podía más que llorar; su madre le consiguió inútilmente un terapeuta. No encuentra salida para la violencia en México, para lo que él llama la pasmada mediocridad de la sociedad adulta. Sobre todo Alfonso no encuentra razones para estudiar e intenar poner “su semilla de cambio” porque la tierra no es fértil, porque los más poderosos son conservadores y quieren llevar a México hacia atrás, al neoliberalismo rampante, al control del Estado, al control del cuerpo y la mente d elos hombres y las mujeres. A un país así, Alfonso no quiere volver. Y ¿quién puede culparlo?
Recordé los años 70, cuando era niña, en el Distrito Federal. Mi madre, sicóloga, trabajaba con los adolescentes callejeros que vivían los ecos de Tlaltelolco y las desapariciones de estudiantes, de la represión y la desesperanza. Sabían y entendían mucho más de lo que sus madres y padres creían. Los medios de entonces mostraban el México que ordenaba Echeverría, pero se respiraba la incertidumbre. Algunos fumaban mariguana, otros simplemente no creían en los adultos y tiraron sus sueños a la basura. Otros se volvieron cínicos y se entregaron a la maquinaria del sistema como quien vende su alma al diablo y le reza a Dios para que nadie se entere.
Mi madre decía que los discursos no educan, la necesidad transforma y la esperanza se construye, así que organizó a varios grupos de chavos que ahora llaman “banda” para educar a niños en lo que en aquél entonces eras los cinturones de pobreza de la Capital y les llamaban las ciudades perdidas.
Hace unos años,cuando mi madre murió, a su entierro llegaron un par de profesores universitarios unos años mayores que yo.
Me contaron que mi madre les dijo  cuando ellos tenía 16 años, cuando eran “motorolos”, que si creían que los adultos eran una porquería y que el país se desmoronaba, se fueran a enseñar a las nuevas generaciones a inventar un país diferente. Y lo hicieron. Enseñaron a leer y escribir a una veintena de niñas y niños que vivían en los basureros. No cambiaron al país, pero tocaron las vidas de otros, eso le dio sentido a la suya propia. Tal vez allí está el secreto, al menos eso espero. Cuando yo tenía la edad de estos estudiantes que acabo de conocer en Londres soñábamos con una prensa libre, con que Televisa no fuera quien educase a la población con Muchacha italiana viene a casarse. En el Colegio madrid discutíamos nuestras libertades civiles y nuestras responsabilidades sociales.Soñábamos con que algún día cayera el PRI y nos gobernaran personas medianamente inteligentes y progersistas que utilizarían el poder para educar y transformar. Poco a poco cambiaron algunas cosas y emperoraron otras, que son resultado de décadas de corrupción. Sin embargo no hemos perdido al esperanza, ni las ganas de seguir dando la batalla. Mi encuentro en Londres con estas y estos jóvenes buscadores de la vida me llenó nuevamente de preguntas, de admiración por su arrojo y su valentía de no someterse al destino manifiesto a pesar del miedo. Deseo que encuentren  el canto de su propia revolución, tal y como yo y mis amigos lo encontramos en aquél entonces.

9 comentarios en “Jovenes sin esperanza

  1. saludos, me da gusto dar mi opinion a su comentario de la desesperanza en lo jovenes, sabe creo que aunque usted y yo somos mayores que ellos, hay mucha energia en ellos, q contagia y pueden hacer cosas soprendentes , solo q hay que saber como hacer explotar esa chispa q traen dentro , todo en algun momento de nuestras vida pasamops por eso y a fin de cuentas sno bajas que nos suceden, las pilas pierden carga , a nuestro intelecto tambien le pasa, y tocando fondo salimos hacia arriba de eso estoy seguro, felicidades por su trabajo

  2. Hace un par de días publicaba en mi FaceBook: “seamos la semilla de un México honesto y trabajador, ¡¡¡sin corrupción!!!”. Me identifico con el cansancio de muchos que luchan y que a veces sentimos que es poco lo que podemos hacer para cambiar. Es sofocante ver como la corrupción queda impune. Y lo peor de todo cuando la gente en la que creemos se deja contaminar por esa corrupción o se desvela quien realmente son.
    No cabe duda que sobran innumerables casos en México para poner como ejemplo de corrupción e impunidad: La matanza de Acteal, las explosiones del 22 de abril en Guadalajara, la matanza de Tlatelolco, el caso de explotación sexual infantil dirigida por Mario Marin, el Halconazo, en fin… Pero que me dicen de los casos no tan sonados, cuando copiamos en un examen, cuando no regresamos el cambio de la tienda, cuando mentimos, cuando llegamos tarde al trabajo, cuando le echamos nuestra culpa de algo algún compañero de trabajo, cuando “gineateamos” el dinero que no es nuestro, cuando le rayamos al vecino el carro porque somos incapaces de dialogar con el para arreglar nuestras diferencias, cuando somos apáticos ante el sufrimiento de otros y las injusticias que padecen, cuando no hacemos bien nuestro trabajo, etc, etc…
    Se que nada se comparan los grandes crímenes con “pequeñas tranzas” que una persona “común” puede hacer, pero no puedo dejar de pensar en la idea de que “por algo se empieza”. No cabe duda que el que se deja corromper puede acabar por ser el peor de todos, a la mejor muchos recordaran la “Ley de Herodes”, película en la se muestra como alguien con un poco de poder y con las mejores intenciones de llevar “el progreso y la modernidad” y así cumplir “las promesas de la revolución” acaba por corromperse y ser el peor de todos. Si damos el primer paso nos habremos comenzado a convertir en aquello que detestamos.
    No seamos corruptos desde nosotros mimos y luchemos por cambiar por eso que sabemos de antemano que no es justo. Es difícil, lo se, luchar por cambiar México parece solo un eslogan por demás trillado, pero no conozco otra forma de darme esperanza y soñar, mi país realmente puede cambiar por que por lo menos puedo cambiar yo para mejorar. Elijo cada día trabajar por el bien de todas las personas que aprecio y/o admiro mi familia, mis compas de la escuela, mi novia, los profesores se han ganado todo mi respeto, por los que luchan por los derechos de los azotados y lesionados por el sistema corrupto y la violencia, por aquellos que se levantan después de haber sido víctimas de algún secuestro o robo, por los que a pesar de han perdido seres queridos en esta lucha siguen tratando de mejorar a la tierra que nos vio nacer. Pero sobre todo por que yo quiero algo mejor.
    Yo elijo trabajar por cambiar a mi país, para devolverles un poco a los que me han dado algo de libertad y que luchan o lucharon por ello, pero también porque quero disfrutar de ello. Yo, a pesar de ser un simple muchacho que no ha terminado la carrera profesional estoy dispuesto a cambiar todo lo que este a mi alcance. No se desanimen a todos los que están luchando.
    Denunciemos la corrupción que veamos, seamos participes de la la política y del sistema para realmente limpiarlo desde adentro, no permanezcamos quietos y unamos esfuerzos. A muchos que ya están luchando les doy mi mano y les digo no están solos, habemos muchos que deseamos cambiar esto que vemos. No te desanimes, que realmente te necesitamos, lo que dejes de hacer tú nadie más lo hará (piensalo y veras que no…). Aunque no los conozca y a la mejor nunca los conoceré me uno a ellos y pondré todo mi esfuerzo para hacer realidad ese sueño un México trabajador y honesto, donde se luche por alcanzar la justicia.
    BMM

  3. Sobre todo Alfonso no encuentra razones para estudiar e intenar poner “su semilla de cambio” porque la tierra no es fértil,
    De vez en cuando encuentro gente con ésta actitud y suelo decir que debemos ser como el jugador “poste” en el basquetbol, éste jugador solo se coloca frente al jugador que se dispone a arrojar el balón hacia el aro, no puede tocarlo porque le marcan falta, pero se pone allí para estorbar, así debemos ser todos ;jugadores poste y estorbar a los más poderosos son conservadores y quieren llevar a México hacia atrás, al neoliberalismo rampante, al control del Estado, al control del cuerpo y la mente d elos hombres y las mujeres.

  4. ernesto dijo: “así debemos ser todos ;jugadores poste y estorbar a los más poderosos son conservadores y quieren llevar a México hacia atrás, al neoliberalismo rampante, al control del Estado…”
    Ah, ya. ¿Aunque neoliberalismo y control del Estado sean conceptos mutuamente excluyentes, por definición?
    Aconsejo la lectura de materiales distintos a La Jornada.

  5. desde mi rincon, lucho por se cada dia mejor, de no dejarme llevar por las lineas de televisa y todos sus hijos,lucho desde mir trinchera vs corrupcion, partidos politicos que impulsados por la toma de poder, trabajan con cinismo y los politicos trabajan fingiendo demencia y vanidad, creyendo que merecen las albanzas y mejores sueldos, ellos si saborean el triunfo de la revolucion carrancista,callista, obregonista. vamos compañeros trabajando y soñando por un mexico limpio, aunque la mayor parte de la fruta ya este hechada a perder, y canten a heroes equivocados, narcos y narcos politocos, gober preciosos, gober dadivosos, gober oaxacas, beatrices, elbaesteres, manlios, y muchos tantos….

  6. Este pais ni el mundo cambiará, sólo yo puedo ser responsable por mi propio cambio, por extirpar de mi ser aquellas inclinaciones que me llevan al abismo, la envidia, la rabia, los celos, la codicia, el no repeto por los derechos de los demás. Solo con una educación en la que se enseñen valores y no tanto hechos históricos, en la que haya imparcialidad y sobre todo se incite a las nuevas generaciones a autoperfeccionarse como seres humanos,,,, asi y sólo asi creo yo que se logrará un cambio generalizado. Dios quiera que ese día llegue pronto y mis ojos alcancen a verlo

  7. Que tal.
    Algo tarde el comentario, sin embargo, oportuno.
    Como jovenes creo que tenemos el deber de hablar, mi manera de hacerlo es el teatro. Te invito a que veas la obra “Jardín de pulpos” que estará el día 15 de sep a las 5:40pm en la Escuela Popular de Bellas Artes. Aquí justo en Morelia Michoacán. Ciudad de nadie y peleada por muchos.
    Esta obra habla de la perdida de la memoria social y su importancia en nuestra identidad como individuos.
    Saludos.

  8. ¡Hola Lydia! ¿qué tal?
    Ha sido muy interesante tu encuentro con esos jóvenes en Londres, y creo que son muchos los jóvenes con la incredulidad en el futuro y en la vida, llenos de miedo y sin ninguna esperanza, y que no son sólo los jóvenes de México, pero los de mi país e de otros países de Latino América.
    También ha sido muy interesante la historia de tu madre, que ha sido una mujer que tocó la vida de otros, creo que, se no podemos cambiar nuestro país, podemos tocar la vida de otros.

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