Carta a Greg Sánchez
Lydia Cacho*
Señor Alcalde:
Hace 23 años llegué a Cancún, como la mayoría en busca de un lugar mejor para vivir y con el sueño de ser parte de una sociedad capaz de reinventar el mundo en un rincón de México con todas las virtudes económicas y naturales. Cuando usted se dedicaba a grabar discos y parrandear en Cuba, hace muchos años, en Cancún Juan José Morales ganó el premio de periodismo científico y gracias a él una generación de cancunenses descubrimos la importancia de las especies endémicas de Quintana Roo; desde los diferentes mangles hasta las aves, los peces y los insectos. Todas y cada una de esas especies tienen una función vital para el ecosistema, para la vida, para que este polo turístico siga siendo al belleza que es; para que nosotros vivamos como vivimos.
Durante dos décadas, pequeños pero bien informados grupos de personas, ecologistas, biólogas, periodistas y ciudadanos responsables, hemos buscado el diálogo inteligente, sano y transformador con las autoridades y los empresarios (algunos empresarios asumieron el daños hecho y han buscado resarcirlo) Con el paso del tiempo muchos entendieron que cuidar el ecosistema es invertir en el futuro de sus empresas, pero también de su país y, de la madre tierra, como ya ha sido plenamente demostrado por científicos de todo el mundo.
Cuando la deplorable alcaldesa Magaly Achach decidió obsequiar al Obsipo del estado una parte del terreno del Ombligo Verde, pulmón de la ciudad y área natural para diversas especies de flora y fauna en peligro de extinción, primero dialogamos, después nos manifestamos, más tarde aludimos a todas las estrategias que la Constitución nos permite para detener la infame construcción de la Catedral católica en una de las pocas zonas verdes amplias y naturales del estado. En aquél entonces advertimos al Obispo que respetamos la fe y el derecho de toda persona creyente a construir sus templos y acudir a ellos, pero no aprobábamos un acto de corrupción como aquél. Le pedimos entonces al gobernador Hendriks que si tan buen católico era, él mismo sacara de sus arcas personales para comprar un terreno comercial, en algún lugar del centro de Cancún, pero que resultaba inaceptable que en nombre de toda la sociedad, en un gobierno laico, la prepotencia del obispado y sus desafectos por la preservar la naturaleza y respetar a la sociedad cancunense, prevaleciera por sobre una sociedad plural. En efecto, todas, todos sabemos que el Obispo cenó sus finas viandas y bebió Champaña en casa de gobierno, incluso, dicen los testigos, se burló de la afición ecologista de la comunidad cancunense. Donde Dios manda, los políticos obedecen, dijeron por allí. Pero nosotras no escuchamos la voz de Dios en al destrucción de la naturaleza, todo lo contrario.
Ahora Greg Sánchez, va su turno. Durante una absurda reunión del cabildo, rodeado de pusilánimes testigos e irresponsables regidores y regidoras, y algunos melosos políticos-empresarios cuyos intereses usted protege, aprobó la destrucción del ombligo verde. Su propósito, señor alcalde, es construir su Plaza Bicentenario con un nuevo palacio municipal (que como el anterior ha sido un templo de la corrupción y la ineficacia política). Yo le pregunto ¿para que destruir esta zona si en un par de meses deja ya la alcaldía? ¿por qué fue su prioridad un palacio municipal cuando podría haber invertido los últimos meses de su mandato ocupado en la pobreza? No sólo la de sus huestes cristianas, sino de todas y todos los que lo necesitan. Podría haberse ocupado de la falta de escuelas secundarias, en restaurar el teatro de la ciudad, en fortalecer los espacios que atienden a ancianos, mujeres y niños víctimas de pobreza, violencia y abandono. En resarcir el daño causado por sus corruptos antecesores. En mirar a su alrededor y abatir la delincuencia organizada infiltrada en su gobierno, en fortalecer los espacios culturales y…porsupuesto en proteger al ecosistema que tanto nos da y al que tanto arrebatamos cotidianamente. Enmedio de la peor crisis financiera del ayuntamiento, ante la crisis económica decide gastar $230 millones de pesos en su Plaza Bicentenario (que incluye la ampliación de la Catedral) Además lo hace a escondidas, desde el centro hacia afuera, como se puede observar en las fotos tomadas por Tulio Arroyo, es usted una verguenza.
A estas alturas sabemos, y se ha documentado, que el calentamiento global y el detrimento de la economía que depende del clima, como la turística, son resultado de la suma de pequeñas y sistemáticas infamias y no, como algunos usted ha dicho, producto de la visión fatalista y escandalosa de unos pocos obsesionados por la ecología.
En su evento en el asta bandera de la Zona Hotelera, usted, en calidad de Pastor cristiano y Alcalde a la vez, dijo a sus seguidores que tanto usted como los demás gobernantes de México están aquí, en este país y esta tierra para cumplir una misión. Ha dicho que sus críticos somos sus enemigos. Nada más lejos de la verdad.
Yo le digo, ahora que se lanza a su campaña para gobernador: usted no es muy diferente a los demás políticos que nos han gobernado en la zona norte de Quintana Roo. Ha utilizado su fe (muy respetable en términos individuales, pero anticonstitucional en términos públicos) para manipular sus acciones como servidor público, se ha rodeado únicamente de sus aliados y ha amenazado y aislado a una buena parte de la sociedad que trabaja todos los días para beneficio de su comunidad y para que todas y todos vivamos mejor. Usted se ha sumado, con una gran soberbia, a los depredadores que se ríen de las quejas contra el desequilibrio que ha causado el calentamiento global y una gran inestabilidad climática, alimentaria y de convivencia comunitaria.
Cada vez que un hombre como usted dice “es sólo una hectárea” no sólo demuestra su ignorancia, sino olvida –tal como lo está demostrando la crisis de la economía hotelera en este estado- que de concreto y vidrio no vive una sociedad; un desarrollo irresponsable coarta la calidad de vida y se autodestruye. Qué quedaría de Quintana Roo cuando las especies mueran poco a poco, cuando no haya parques para que las y los niños y jóvenes jueguen se recreen, convivan y se integren a la selva y la naturaleza en general. Sólo conviviendo con la naturaleza se aprende a respetarla.
Usted, señor alcalde, llegó al poder con 55 mil 752 votos. Menos de una décima parte de la población del municipio (casi 700,000 en 2009) para algunos resulta lógico que crea usted que gobierna sólo para quienes le otorgaron la confianza del sufragio. México está viviendo momentos difíciles y la sociedad está cansada del engaño, de los abusos de poder. Cuando Cancún se fundó, e incluso hace diez años, muchos no entendían la magnitud del efecto del desequilibrio del ecosistema. No se sabía lo que ahora conocemos. Pero a usted señor alcalde, no se le perdona. Mire las fotos, que todo Cancún las conocerá.
Acaso no sabe que sin nosotros, sin ustedes los políticos irresponsables, la Madre tierra resistiría y perduraría; sin ella, en cambio, la raza humana desaparecerá. Ignoro cuál es la Misión de la que tanto habla usted en sus discursos, pero si en ella no incluye el respeto, la igualdad social, la protección del medio ambiente y los intereses de las mayorías, sólo es demagogia, vestida de misticismo religioso, impregnada de pasión por el poder, pero sólo demagogia.
* Periodista, escritora, defensora de los derechos humanos. Vive en Cancún desde 1986.
Estimada Yazmin: efectivamente, tengo una hotaliza, ahorro agua en los inodoros ecológicos, reciclo las aguas negras en mi casa através de un humedal que construi yo misma. Y al bañarme intento no desperdiciar agua.Separo la basura y hago composta, tanto en mi hogar como en el Refugio para mujeres maltratadas que fundé en Cancún en el año 2000 y que tiene un programa de cuidado ambiental dentro del programa de educación para la paz. No, no tengo un auto híbrido (es muy caro para mi) pero lo llevo a un taller en que se aseguan de reciclar el aceite quemado. Reciclo el periódico y evito imprimir para no desperdiciar papel. No compro botellas en agua, tengo un pequeño flitro de osmosis inversa en casa y uso mi propia botella lavable. Uso jabones ecológicos. No, no me depilo en la regadera. Vivo en Cancún hace 23 años y todos los días, además de escribir trabajo para que todas las mujeres, niñas y niños que viven violencia y necesitan ayuda puedan obtenerla en nuestra institución sin fines de lucro.Soy una ciudadana responsable convencida de que hay que reconstruir y dejar de destruir y descalificar. creo que si mi entorno está bien ustedes y yo estaremos mejor…eso es todo. Saludos. Lydia Cacho