Lydia Cacho
A partir de mis últimas columnas en El Universal, este Blog se llenó de comentarios encontrados. De entre ellos no publicamos ni las amenazas, ni los insultos ni las descalificaciones sin argumentos.
Les cuento que desde hace unos días estoy en Japón en donde he podido conocer más de cerca el material tanto en ilustración tipo cómic (Manga) como en dibujos animados (Animé) producido en Japón, así como entrevistar a expertos en la materia. En el distrito Ginza, estuve en dos tiendas en las que pude comprar un par de revistas de un joven ilustrador de “Manga hentai”.
変態 es decir hentai se traduciría al español de la siguiente manera: el prefijo hen significa raro o extraño y el sufijo tai se refiere a actitud o apariencia. En el diccionario una de las acepciones es “degeneración”. “Manga” se traduciría como caricatura, es decir dibujos tipo cómic, y está considerada una forma de arte contemporáneo. Existe toda una cultura de manga animé de extraordinaria hechura. De esa cultura “animé” han surgido subculturas relacionadas con la pornografía, la pedofilia y otras formas de caricaturas de contenido sexual que enaltecen la violencia sexual.Cuando es solamente video se le llama Eroge pero, me dicen los expertos, las ilustraciones de este tipo son hentai y cada vez más artistas en Japón hacen de sus dibujos animados el videojuego.
Los académicos Aminat Chokobaeva y Keiko Katsukata han estudiado el hentai durante años y explican que se ha convertido en lo que se denomina pornografía caricaturizada. El filme “The wicked city”, creación de Yoshiaki Kawahiri está calificada en las tiendas de video como pornografía para adultos.
Algunos lectores me han escrito para recomendarme que me informe mejor antes de escribir mi columna. El reto de publicar un texto en el que se debe restringir la reflexión a 560 palabras (como al columna a la que me refiero) impide publicar todo el contexto detrás de la reflexión.
A quienes dicen que Hentai no es pornografía, los expertos y el material que tengo en mis manos al escribir este texto, me dicen lo contrario. La frase “Hentai Seiyoku” significa en slang “degenerado o pervertido sexual”. Según Machiko Kaida, originaria de Tokio y coordinadora general de C-Rights; una organización de prevención de violencia contra niños y niñas, en Japón al Hentai no toda la gente le relaciona con pornografía. Desde la famosa obra de Tsukioka Yoshitoshi, muchos intelectuales han defendido estos trabajos como formas de arte. En el caso de Tsukioka Yoshitoshi, ya en 1914 un psiquiatra austriaco analizó la obra de este autor para definir las psicopatologías sexuales, porque Yoshitoshi mostraba reiteradas violaciones tumultuarias, abortos sangrientos y gráficos provocados poco antes del nacimiento, etc. De ello han abrevado ahora los dibujantes de la pornografía y quienes han diseñado los videojuegos en que se viola a las niñas, se producen abortos involuntarios, asegura Kaida. Se hace más evidente en los juegos para computadora.
Pero esta no es una discusión sobre al pornografía animada para adultos. Pretende ser una reflexión sobre la carga cultural de dichos dibujos animados en juegos de computadora, y sobre los estudios que demuestran cómo se logra normalizar la pornografía y el abuso infantil, así como la violencia sexual contra mujeres, niñas y niños.
La defensa del Hentai se vincula con las producciones milenarias de ilustraciones de contenido erótico que encontramos en libros antiguos, como los del Tao del amor sexual. Los expertos aseguran que la palabra Hentai ya ha sido erróneamente asimilada popularmente para definir la pornografía de Manga. Aunque la palabra puede ser una mezcla de エッチ Etchi que se pronuncia en castellano como H (que sí sería pronografía) No todos coinciden en que H equivale a X (como en triple X para referirse a pornografía o contenido sexual en occidente) pero algunos estudiosos aseguran que probablemente de allí surja la mezcla entre ambos. Etcho, pronunciado como hache y Hentai que comienza con H. Más allá de los errores gramaticales o los problemas lingüísticos, el vendedor me entrega una revista con ilustraciones de sexo explícito y me dice Hentai, explica que también a las imágenes que se consideran de sexo explícito en Japón se les denomina 18-kin (no apta para menores de 18años) y Seigin manga (manga para adultos) o hu hachi kin. Las y los analistas del tema admiten que ya se utiliza ampliamente la terminología Hentai Seiyoku Shinri, cuando se habla de manga pornográfica con altas cargas de violencia.
Las contradicciones entre la ley japonesa y la realidad son tan grandes como la de la mayoría de países cuando de la industria del sexo se trata; particularmente la pornografía. Según algunos defensores del Hentai, todo es un malentendido, porque el código penal prohíbe que se muestre vello púbico, por tanto en occidente se han interpretado a estos personajes como niñas y niños, cuando “no pretenden serlo” son dibujos animados sin edad. Usted –o cualquier niño o niña- puede entrar a Internet y simplemente escribir Hentai, una lluvia de páginas de sexo explícito se despliega sin restricciones. Es cierto que la industria del sexo, particularmente la japonesa-norteamericana, ha aprovechado el Manga para producir videos pornográficos de este género y ha sido exitosa en aprovechar el vacío legal que existe en lo que se refiere a caricaturas pornográficas que muestran menores de edad, o mujeres de cualquier edad siendo violadas.
Aunque los defensores del Hentai y otras formas de “Manga erótica “o pornográfica aseguran que este es material para adultos. Justo el tema a debatir aquí es cómo cada vez gente más joven, niñ@s y adolescentes en formación de la percepción de la sexualidad y su relación con las y los otros, no solamente ven, sino además pueden jugar estos videojuegos con representaciones violentas. Y como se vinculan los grupos de pedófilo con estas corrientes culturales.
Machiko Kaida, de C-Rights, ha estudiado los efectos que el Hentai -en sus diversas formas, incluidos los videojuegos y el Lolikon- tiene en la percepción que las niñas y niños tienen de sí mismos y de la sexualidad. Para ella y su agrupación no cabe duda de que el Hentai tiene elementos formativos, o “deformativos” de cómo deben ser las relaciones sexuales. Kaida encuentra preocupante la normalización sistemática de la pedofilia y de la violación sexual. Haciendo ver estos delitos como un juego. Con ella coinciden las expertas de ECPAT Tailandia,y los grupos anti Trata de Tokio, quienes han analizado este material y aseguran que es utilizado para trivializar la violencia sexual contra niñas y niños; “casi siempre las niñas violadas acaban enamoradas de su violador” en estas historietas, aseguran las expertas.
Aquí vale reiterar, que en ningún momento he descalificado todos los videojuegos como dañinos, sino aquellos que analizo en el contexto de este tema. Las generalizaciones no son ni útiles ni certeras, por ello vale la pena insistir a las y los lectores que aquí estamos hablando específicamente de los efectos que las y los expertos encuentran en la utilización de este material, que forma parte de la formación popular de valores y conceptos culturalmente aceptados que normalizan, a veces de manera paradójica, diversas formas de violencia, sexismo y misoginia.
Está claro que les toca a padre y madres asegurarse de que dicho material no llegue a sus criaturas, ese es otro debate. Hay investigadores de la Universidad de Tokio intentando descubrir vínculos entre el estos materiales, las adicciones sexuales y cómo los pedófilos utilizan esta cultura para atraer menores de edad a sus sitios.De esto no se ha debatido, justamente porque las discusiones se pierden en los superficial.Que sí hay “manga hentai” para adultos, sí si la hay, pero yo aquí estoy planteando este tema, y no otro.
Paseo por las tiendas en que encuentro este material impreso y contrario a lo que algunos lectores me escriben, sí es notorio que la mayoría de historias son novelas sexuales. Basadas en historias que van desde lo erótico hasta lo más violento. Como las violaciones tumultuarias. También están los videojuegos Eroge, que en sus formatos más sofisticados permiten interactuar, y según el vendedor “vivirlo como en la vida real”.En el sex shop encuentro videos de $5 dólares, agunos filmados con personas reales, toda una serie sobre violación de colegialas por hombres adultos y por “amigos” de la escuela. Otros están hechos en caricatura, el trabajo es impresionantemente artísitico, es contenido es aterrador.El material Doujunshi mezcla a los personajesde caricaturas infantiles con los eróticos para adultos; el resultado son escenas pornográficas entre los mas adorables personajes que nuestros hijos ven en la televisión y agresores de películas para adultos.
Camino por la zona roja de los barrios Shinyuko, Shibuya y Uguisudani. Encuentro adolescentes, hombres y mujeres, que parecen salidas de las ilustraciones., el maquillaje, el peinado, el vestuario. En una esquina logro preguntar sus edades. Trece y catorce años la mayoría. Camino por los tendejones y el barrio. Encuentro los videojuegos que algunos lectores dicen que no son para niños; en manos de prepúberes, les pregunto si juegan, se ríen traviesamente, por supuesto que les encantan. Esa es la historia y la pregunta es ¿para quién están produciendo estos videos y con qué finalidad?